Un nutrido grupo de personas, alrededor de la treintena, se acercaron al Colegio El Globo Rojo esta ...
Un nutrido grupo de personas, alrededor de la treintena, se acercaron al Colegio El Globo Rojo esta tarde para donar sangre. Gracias por este palpitar de sonrisas a la vida. Un gesto que agradecerán muchas personas necesitadas de transfusiones para salvar su vida. El centro de Hemodonación de Castilla y León y la Hermandad de Donantes de Sangre de Salamanca han organizado esta colecta para los hospitales que cada día realizan múltiples operaciones quirúrgicas y que si no fuera por la administración a los enfermos de esta sustancia compuesta por plaquetas y plasma no sobrevivirían.
Es importante preguntarnos qué sabemos de esta sustancia, así como las precauciones que necesitamos tener para cuidar la salud personal y la de nuestra familia. En primer lugar sería bueno saber si conocemos cuántos tipos de sangre existen, cuál es nuestro tipo sanguíneo, el de nuestra pareja y nuestros hijos, y con qué tipos sanguíneos somos compatibles.
Son cuatro los tipos sanguíneos: A, B, AB y O. Dicen los especialistas que si se tomara un grupo muestra de mil personas para practicarles un estudio que revelara a qué grupo pertenecen, los resultados seguramente se dividirían de la siguiente manera: El grupo A sería el 44 %, el grupo B sería el 8 %; el grupo AB el 4 %; y el grupo 0 el 44 %.
Las personas con sangre tipo A y O, en caso de necesitarlo, podrían encontrar un donador con mayor facilidad que quienes pertenecen al grupo B o AB. A lo anterior se suma el Rh que puede ser positivo o negativo. Por ejemplo, hay personas cuyo tipo sanguíneo es O Rh+, mientras que otras son O Rh- —lo mismo sucede en cada grupo—. Lo complicado es que el factor Rh negativo es poco común, y sólo el quince por ciento de la población mundial lo tiene.
Es muy importante conocer nuestro tipo de sangre, pues esto nos puede servir para donar o recibir donaciones que pueden salvar nuestra vida o la de otros. Para saber a qué grupo pertenecemos es necesario realizar una sencilla prueba de laboratorio; sólo se pincha un dedo con el fin de extraer una gota de sangre, que es la cantidad suficiente para ser analizada.