“Al pasar la calle,
Mis ojos verán,
El semáforo rojo,
No puedo pasar.
Espero un poquito verde se pondrá,
Ahora si se puede,
Ya puedo pasar”
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Un visita inolvidable a la Farola Lola
viernes 28 de marzo, 2014
“Al pasar la calle,
Mis ojos verán,
El semáforo rojo,
No puedo pasar.
Espero un poquito verde se pondrá,
Ahora si se puede,
Ya puedo pasar”
Esta ha sido una de nuestras canciones en una mañana tan activa como la del jueves pasado para los niños y niñas de 2 a 3 años: Soles, Limones y Pera Limonera. Con la ayuda de un par de familias, hemos salido a conocer nuestro barrio, los alrededores de nuestro cole, aprovechando que terminamos la unidad didáctica de “La Farola Lola”, basada en la educación vial y las profesiones.
Con esta salida, intentamos que los peques aprendan de una forma directa las normas más básicas a la hora de salir a la calle: detenerse cuando el semáforo este en rojo, mirar a ambos lados antes de cruzar el paso de peatones, no soltarse nunca de la mano de papá o mamá… Y a quiénes nos podemos encontrar durante un paseo: policía, conductor de ambulancias, panadero, carnicero… Además de la importancia de estas profesiones en nuestra vida diaria.
Ha sido muy emocionante para nosotras ver salir a los peques del cole con una sonrisa de oreja a oreja, diciendo en todo momento lo mucho que les estaba gustando esta pequeña excursión. La Primera parada era cruzar la carretea por un paso de cebra “Por qué se llamara cebra yo no he visto a ningún animal solo rayas pintadas en suelo” miramos para un lado para el otro y cuando no vienen coches cruzamos. “¿Qué tenemos que hacer? ¡Stop y mirar a los dos lados!” decían, poniendo la mano ante ellos.
En nuestro camino, también nos encontramos varios contenedores de reciclaje, que algunos niños y niñas ya conocían. “El azul para el papel y cartón, el verde para el cristal y el amarillo para los envases”, repasaban algunos. “Recordad siempre hay que reciclar”, les anima Gemma, que nos contó para que servían “aunque algunos, como Aldara, ya se conocía hasta el de las pilas”.
Después de ver la farmacia y de que todos los abuelos que había en la calle nos dijeran adiós, llegamos a la carnicería, la frutería y la pescadería. La carnicera nos enseñó un pollo grande y otro pequeño, que luego nos dijo que se llamaba codorniz, y también nos enseñó un chorizo; en la pescadería vimos peces, uno era pequeñito, el “boquerón”, y el grande, que tenía una boca muy fea, era una palometa. “¡Vaya nombre que le han puesto!”, decían. Así, andando y andando llegamos a la frutería. Nos conocíamos todas las frutas: naranjas, kiwis, manzanas…
Durante el trayecto, también nos encontramos con el buzón de correos, justo antes de encontrarnos al señor que arregla los semáforos. ¡Qué emocionante! Tenemos escrita una carta para nuestros amigos Peca y Lino. Nuestros peques se pelean por meterla en el buzón. Y, cuando nos quisimos dar cuenta, estábamos mirando a ver de qué color estaba el semáforo de la plaza de Toros, de regreso al cole. Como éramos tantos, casi se nos vuelve a poner el señor rojo. Antes de juntarnos con los amigos de la Pera-Limonera en el parque, estuvimos con Elena, una mamá que estaba trabajando —da masajes ¿sabéis?—.
Y tras un paseo lleno de sorpresas, por fin llegamos al encuentro de ¡¡¡¡ LA FAROLA LOLA!!!! Todos estaban ansiosos por llegar, y por conocer a esa farola que nos da rayitos de luz por la noche, y a la que todas las mañanas le cantamos:
“Había una vez en Angola,
Una farola llamada Lola,
Lanzaba rayitos de luz,
Sobre el gatito misifú.
¡Lola! ¡Lola! La farola,
Iluminará una cosa
Dime qué cosita es,
Ahora mismo yo te lo diré.
¡Un solo!
¡Ohhhhhh!
A, E. I, O, U
Regálale tu luz.”
Tras cantarle su canción, darle un fuerte aplauso y un millón de besos, le entregamos nuestro regalo: un ramillete de globos rojos, para que no se olvide de nosotros. Así, nos despedimos de ella entusiasmados con la gran aventura que hemos vivido.
¿Mañana venimos otra vez, por fa?
Marta, Gemma, Carmen y Mª José