Dos vivencias solo seperadas por el tiempo

• Andrea Sánchez volvió a vivir la despedida del colegio en El Globo Rojo con una gran intensidad después de haber finalizado su formación práctica de Grado como Maestra

Hace poco más de una década dejó también El Globo Rojo a los seis años para continuar estudios en otros colegios camino hacia la Universidad. Hoy se le juntan dos vivencias muy próximas en emociones, semejanzas y experiencias muy similares, separadas solamente por el tiempo que no ha logrado borrar las huellas que sus profesoras de Infantil dejaron grabadas en sus recuerdos

Hace unos 15 años, Andrea Santos era una niña más de la familia de El Globo Rojo. Lo que no sabía entonces es que, pasado ese tiempo, volvería a pisar las mismas aulas, esta vez, como una adulta convencida e ilusionada con un futuro como maestra. Su temporada de prácticas, gracias a las cuales ha aprendido claves fundamentales para el que será su trabajo, han transcurrido rodeadas de recuerdos.

El Globo Rojo, que parece reinventarse cada día, deja calado en la piel de sus alumnos poderosas vivencias. Tanto es así que hasta las mismas regletas que Andrea utilizó para empezar a sumar se mantuvieron intactas, Loli las guardó con cariño. Parecía saber que algún día volverían a encontrar a su dueña. Y esta es sólo una de las muchas historias que El Globo Rojo ha visto ante sí, en una andadura de más de tres décadas. Generaciones de alumnos que ahora son adultos, con hijos, y que, estamos seguros, recuerden la infancia como una época muy feliz de sus vidas.

Laura Marcos